Amparo Medina es una mujer ecuatoriana que sorprendió a la prensa paraguaya al revelar la sorprendente historia de su vida. Era funcionaria del Fondo de Población de la ONU (UNFPA) y desde su cargo promovía el aborto como "derecho" de la mujer. Ahora dedica su vida a defender la vida y a proclamar que con el aborto la mujer siempre pierde.
En una entrevista concedida al diario paraguayo Última Hora, Medina relató cómo llegó a ser la presidenta de la Red Pro-Vida de Ecuador y trabajar contra el aborto y las leyes de salud sexual y reproductiva que promueven los gobiernos en los países de América Latina para introducir esta práctica.
Medina contó que su cambio radical pasó por etapas. Desde su trabajo en la UNFPA constató que los métodos difundidos por la ONU para combatir problemas como el SIDA no daban resultado.
"De las 49 millones de personas oficialmente enfermas de SIDA, más de la mitad afirmaba haber usado correctamente preservativo. Cuando vi esa realidad y seguía entregando reservativo a los jóvenes que se seguían enfermando me pregunté: ¿Cuántas víctimas voy a tener bajo mi conciencia? Soy atea pero tengo conciencia humana", sostiene.
Luego, enfrentó "directamente al aborto a través de una amiga mía muy querida que experimenta esa realidad y se derrumba totalmente, terminando con un síndrome postaborto muy fuerte. El tercer momento, me veo enfrentada directamente a una experiencia de Dios, a pesar de ser atea".
Medina aseguró que "en la militancia del aborto solo vi muerte, jamás vi una mujer feliz entrar o salir de una clínica de esas. Yo pedía a las mujeres que aborten porque les decía que era su derecho. Para abortar existen miles de pretextos, la pobreza, tu felicidad, que ya tienes muchos hijos, que eres joven".
"Ninguna mujer que abortó sale con un título o con un cheque para solucionar sus problemas. Ninguna, después de abortar, puede encontrar un hombre o la felicidad en la puerta del abortuario. Lo único que puede causar el aborto es empeorar tu situación. Lo más cruel que uno puede decir es que matando a su hijo la mujer puede solucionar sus problemas. Eso es mentira", sostuvo.
También afirmó que "hay mujeres, de 40 o 50 años que han abortado y hoy gritan al cielo un hijo. Tienen llenas sus paredes de títulos pero no pueden tener niños.
Luego relató su lucha contra el aborto. Tenemos un batallón de voluntarios en toda América Latina, en las puertas de un abortuario informando y prestando ayuda a las mujeres. El resultado es que más de 200 mil niños, en estos ocho años de trabajo, han sido salvados del aborto. Solamente en Ecuador, en estos últimos años hemos salvado a dos mil niños, solamente estando en las puertas y dándoles una mano".
Según la activista, las organizaciones que buscan imponer el aborto en América Latina primero impulsan "el control natal, lo que les permite el manejo de recursos en América Latina, tanto del agua como del oxígeno. Lo segundo, es que una población con chicos que viven la sexualidad como si fueran animalitos, que no tienen control sobre su carácter, es una población fácil de manipular. El tercer punto, el más importante, es el avance del 'million sex' (los millones del sexo). Es una empresa gigantesca".
"Al vender sexo te venden pornografía, prostitución, anticoncepción, aborto, y hasta bebés abortados, inclusive por Internet, para sacarles el colágeno con los que elaboran cremas y champú; también para hacer investigaciones farmacéuticas. Varios médicos se vuelven millonarios vendiendo y haciendo abortos", denunció Medina.
"El aborto más barato cuesta 60 dólares. En Estados Unidos se realizan más de un millón de abortos al año y cuestan 300 dólares cada uno. La pastilla de emergencia la compras a 25 centavos de dólar y la vendes a ocho dólares. Los dispositivos intrauterinos (DIU) los puedes encontrar a dos o tres dólares y te los ponen por 25 a 30 dólares. La International Planned Parenthood Federation (IPPF), la que más vende anticoncepción y aborto en América Latina, en el 2007 ganó 77 millones de dólares", explicó.
Para Medina, los gobiernos "deben generar propuestas que mejoren la calidad educativa de nuestros países. El nivel educativo está en un promedio de 3 o 4 sobre diez. Las matemáticas y la lectoescritura no están bien impartidas. Entonces, si nuestros niños no aprenden a leer ni a escribir correctamente sería una ignorancia pedir que los mismos maestros, que ni siquiera están bien instruidos, enseñen a los chicos a usar anticonceptivos, que lo único que van a hacer es matarlos".
Además, urgen políticas de salud, "donde se creen más maternidades y espacios donde los chicos sepan lo que son las enfermedades de transmisión sexual. Que se diga la verdad, que se les diga que existen 55 tipos de enfermedades de transmisión sexual en el ambiente. Que las enfermedades de transmisión sexual no tienen que ver con el uso de preservativo solamente, porque hay enfermedades que se transmiten piel a piel, como el virus del papiloma humano que causa cáncer de útero".
"Que la clamidia es una enfermedad incurable que te deja estéril para toda tu vida. Eso es lo que le tienen que decir y no: 'Ten sexo libremente'. Finalmente, lo más importante dentro de las políticas es apoyar a las familias, es decir, que las familias grandes puedan tener, por ejemplo, rescisión de impuestos, sistemas accesibles de compras de casas, o sea, apoyarlas", concluyó.+ WWW.AICA.ORG
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