Mis palabras quieren acompañarles en este día en el que todos ustedes se han reunido para participar en la Santa Misa en acción de gracias por los 25 años de esta su querida Parroquia de la Sagrada Familia.
Envío, en primer lugar, un saludo cordial a mi hermano en el episcopado, Su Excelencia Monseñor Juan Carlos Romanín, quien como Obispo de esta Diócesis de Río Gallegos preside esta Celebración Eucarística. Igualmente un recuerdo especial al Párroco de esta Parroquia, Padre Ariel Darío, quien con su fuerza y misión sacerdotal les ayuda a caminar hacia Dios “cantando las misericordias del Señor”.
Si desde el amanecer hasta el anochecer todos cantamos las misericordias del Señor con nuestro trabajo bien hecho, con nuestras alegrías por el deber cumplido e incluso con nuestras penas y dolores, que trae consigo el sacrificio de cada jornada…, es más, si durante el descanso nocturno nuestro espíritu permanece en vela para seguir cantando las maravillas del Señor, hoy, en manera especial, es el momento en el que el canto es más diáfano porque el espíritu siente la necesidad del agradecimiento. Y las maravillas son los primeros veinticinco años de esta vuestra querida Parroquia.
Cantos por quienes la proyectaron; cantos por aquellos que la construyeron; cantos por cuantos, a lo largo de la historia de estos primeros veinticinco años, han servido la Iglesia atraídos por el calor de esta iglesia, y cantos también por aquellos que ahora “duermen el sueño de la paz” pero que, en su tiempo, se sintieron cobijados por esta familia parroquial.
Vuestra Parroquia está dedicada a la “Sagrada Familia”. Podríamos decir que es casi como una “trinidad de la tierra” (Jesús, María y José), que canta las misericordias del Señor” ensalzando la “Trinidad del cielo”. Y entorno a esta “familia de la tierra” se acomunan y se unen todos los fieles, que se sienten hijos de este hogar eclesial. Un hogar donde se enseña a conocer y amar a Dios y al prójimo; un hogar donde los pobres encuentran el más seguro cobijo; un hogar donde las nuevas generaciones preparan su propio porvenir como futuro de esta noble Nación argentina; un hogar en donde se sabe vivir como cristianos y se sabe morir en la paz de Dios.
Y este hogar eclesial quiere que sus puertas estén siempre abiertas de par en par y, al unísono del Papa Juan Pablo II, de feliz memoria, se repitan las mismas palabras con las que quiso comenzar su pontificado: “No tengáis miedo; abrid de par en par las puertas a Cristo”. Es eso lo que cada fiel de esta Parroquia debe estar dispuesto a hacer en su mundo, esto es, en la familia, en el trabajo, en el descanso y en la diversión….; “abrir las puertas a Cristo” para enseñar a los demás que sólo es Él el Señor de la historia, de los tiempos y de cada momento. Y cada fiel en su pequeñez, pero con la grandeza de la unión a Cristo y con Cristo, hará que el testimonio de su vida arrastre a los demás por los caminos de la verdad y del bien, del amor y de la justicia, del sano progreso y de la paz.
Acabamos de cerrar el Año Sacerdotal: Año de gracia que, por voluntad del Santo Padre Benedicto XVI, ha presentado la fuerza del Sacerdocio a los Sacerdotes y a todos los fieles de la Iglesia. El Papa quiso, al proclamar el Año Sacerdotal, que éste tuviera una dimensión misionera, subrayando que esta dimensión, “nace en el presbítero de su configuración sacramental a Cristo Cabeza”. Es por eso que, con toda la fuerza de vuestro amor, los fieles de la Parroquia de la Sagrada Familia debéis querer a vuestros Sacerdotes, ayudarles en sus tareas, mirar por su bien, cuidarles siempre pero, sobre todo, en los momentos difíciles…, amarlos con todo vuestro corazón pidiendo al Señor que sean cada vez más configurados con Cristo y, de esta manera, sean los verdaderos servidores de la Iglesia y, en concreto, de vuestra comunidad parroquial.
Unido espiritualmente a “este día” pido al Señor que vuestra Parroquia sea un faro, que ilumine el camino de la fe, indique la seguridad en las tempestades y dé la tranquilidad de navegar hacia el puerto seguro. La Madre del Señor, especialmente presente en la Sagrada Familia, sea quien os ayude y os acompañe en el camino de la historia de vuestra Parroquia. Un camino que hoy cumple sus veinticinco años de andadura, pero que con su ayuda y con el ejemplo de su fidelidad a favor de la vuestra, caminaréis por las sendas de la vida siendo verdaderos testimonios de amor a la Santa Iglesia.
Con mi bendición.
Cláudio Card. Hummes
Prefecto Congregacion para el Clero
Envío, en primer lugar, un saludo cordial a mi hermano en el episcopado, Su Excelencia Monseñor Juan Carlos Romanín, quien como Obispo de esta Diócesis de Río Gallegos preside esta Celebración Eucarística. Igualmente un recuerdo especial al Párroco de esta Parroquia, Padre Ariel Darío, quien con su fuerza y misión sacerdotal les ayuda a caminar hacia Dios “cantando las misericordias del Señor”.
Si desde el amanecer hasta el anochecer todos cantamos las misericordias del Señor con nuestro trabajo bien hecho, con nuestras alegrías por el deber cumplido e incluso con nuestras penas y dolores, que trae consigo el sacrificio de cada jornada…, es más, si durante el descanso nocturno nuestro espíritu permanece en vela para seguir cantando las maravillas del Señor, hoy, en manera especial, es el momento en el que el canto es más diáfano porque el espíritu siente la necesidad del agradecimiento. Y las maravillas son los primeros veinticinco años de esta vuestra querida Parroquia.
Cantos por quienes la proyectaron; cantos por aquellos que la construyeron; cantos por cuantos, a lo largo de la historia de estos primeros veinticinco años, han servido la Iglesia atraídos por el calor de esta iglesia, y cantos también por aquellos que ahora “duermen el sueño de la paz” pero que, en su tiempo, se sintieron cobijados por esta familia parroquial.
Vuestra Parroquia está dedicada a la “Sagrada Familia”. Podríamos decir que es casi como una “trinidad de la tierra” (Jesús, María y José), que canta las misericordias del Señor” ensalzando la “Trinidad del cielo”. Y entorno a esta “familia de la tierra” se acomunan y se unen todos los fieles, que se sienten hijos de este hogar eclesial. Un hogar donde se enseña a conocer y amar a Dios y al prójimo; un hogar donde los pobres encuentran el más seguro cobijo; un hogar donde las nuevas generaciones preparan su propio porvenir como futuro de esta noble Nación argentina; un hogar en donde se sabe vivir como cristianos y se sabe morir en la paz de Dios.
Y este hogar eclesial quiere que sus puertas estén siempre abiertas de par en par y, al unísono del Papa Juan Pablo II, de feliz memoria, se repitan las mismas palabras con las que quiso comenzar su pontificado: “No tengáis miedo; abrid de par en par las puertas a Cristo”. Es eso lo que cada fiel de esta Parroquia debe estar dispuesto a hacer en su mundo, esto es, en la familia, en el trabajo, en el descanso y en la diversión….; “abrir las puertas a Cristo” para enseñar a los demás que sólo es Él el Señor de la historia, de los tiempos y de cada momento. Y cada fiel en su pequeñez, pero con la grandeza de la unión a Cristo y con Cristo, hará que el testimonio de su vida arrastre a los demás por los caminos de la verdad y del bien, del amor y de la justicia, del sano progreso y de la paz.
Acabamos de cerrar el Año Sacerdotal: Año de gracia que, por voluntad del Santo Padre Benedicto XVI, ha presentado la fuerza del Sacerdocio a los Sacerdotes y a todos los fieles de la Iglesia. El Papa quiso, al proclamar el Año Sacerdotal, que éste tuviera una dimensión misionera, subrayando que esta dimensión, “nace en el presbítero de su configuración sacramental a Cristo Cabeza”. Es por eso que, con toda la fuerza de vuestro amor, los fieles de la Parroquia de la Sagrada Familia debéis querer a vuestros Sacerdotes, ayudarles en sus tareas, mirar por su bien, cuidarles siempre pero, sobre todo, en los momentos difíciles…, amarlos con todo vuestro corazón pidiendo al Señor que sean cada vez más configurados con Cristo y, de esta manera, sean los verdaderos servidores de la Iglesia y, en concreto, de vuestra comunidad parroquial.
Unido espiritualmente a “este día” pido al Señor que vuestra Parroquia sea un faro, que ilumine el camino de la fe, indique la seguridad en las tempestades y dé la tranquilidad de navegar hacia el puerto seguro. La Madre del Señor, especialmente presente en la Sagrada Familia, sea quien os ayude y os acompañe en el camino de la historia de vuestra Parroquia. Un camino que hoy cumple sus veinticinco años de andadura, pero que con su ayuda y con el ejemplo de su fidelidad a favor de la vuestra, caminaréis por las sendas de la vida siendo verdaderos testimonios de amor a la Santa Iglesia.
Con mi bendición.
Cláudio Card. Hummes
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