ORDENACION EPISCOPAL DE NUESTRO OBISPO AUXILIAR

El viernes 29 de abril de 2011, en una solemne celebración eucarística que tuvo lugar, a las 20.30, en el salón Juan Pablo II, del colegio Carmen Arriola de Marín (avenida del Libertador 17115, San Isidro), se llevó a cabo la ordenación episcopal de monseñor Miguel Ángel D’Anníbale, obispo titular de Nasai y auxiliar de Río Gallegos, quien eligió como lema la frase evangélica: “Como el Padre me envió, Yo los envío”.

Según la oficina de prensa del obispado de San Isidro, “la celebración contó con una notable concurrencia, alrededor de 2.000 personas, fieles de las diócesis de San Isidro y de Río Gallegos, quienes desafiaron el mal tiempo que se presentó con una copiosa lluvia, no obstante lo cual durante toda la celebración fue notable el clima de alegría y el afecto expresado por los presentes, que prorrumpieron en un gran y prolongado aplauso luego de la consagración episcopal”.

También fue notable durante la celebración, según la misma fuente, “la profunda emoción de monseñor Jorge Casaretto que se manifestó en sus muy sentidas palabras hacia el padre Miguel Ángel, quien retribuyó del mismo modo, y agradeció por todos los años (desde 2001 era vicario general de la diócesis de San Isidro) compartidos junto al obispo de San Isidro con quien, dijo, lo une una profunda amistad”.


Participantes en el rito de la ordenación episcopal

El obispo consagrante principal fue monseñor Jorge Casaretto, obispo de San Isidro, y los obispos co-consagrantes fueron monseñor Juan Carlos Romanín SDB, obispo de Río Gallegos, y monseñor Carlos María Franzini, obispo de Rafaela.

También actuaron como obispos co-consagrantes monseñor Oscar Vicente Ojea, obispo coadjutor de San Isidro, y monseñor Luis Alberto Fernández, obispo auxiliar de Buenos Aires.

Sacerdotes asistentes del nuevo obispo los presbíteros Martín Fassi, Carlos Cagnassi y Néstor Cruz García, de la diócesis de San Isidro.

Diáconos asistentes: Cristian Dodds, Wenceslao Gómez Caride (permanente), Pablo Muttini (permanente) y Jorge Negroni.

El rito consecratorio se inició con la lectura del “mandato apostólico”, que estuvo a cargo del presbítero Jorge Rotondaro.
Asistieron el nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini, y el cardenal Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.

Obispos concelebrantes

Además de los nombrados, concelebraron otros 27 arzobispos y obispos, quienes también impusieron sus manos sobre la cabeza del ordenando. Son los siguientes:

Arzobispos Alfonso Delgado, de San Juan de Cuyo, y Mario Antonio Cargnello, de Salta.

Obispos Justo Oscar Laguna, emérito de Morón; Emilio Bianchi di Cárcano, emérito de Azul; Luis Teodorico Stöckler, de Quilmes; Rubén Oscar Frassia, de Avellaneda-Lanús; Alejandro Antonio Buccolini SDB, emérito de Río Gallegos; Juan Rubén Martínez, de Posadas; Fernando María Bargalló, de Merlo-Moreno; Guillermo Rodríguez-Melgarejo, de San Martín; Carlos Humberto Malfa, de Chascomús; Joaquín Mariano Sucunza, auxiliar de Buenos Aires; Fernando Carlos Maletti, de San Carlos de Bariloche; Esteban María Laxague SDB, de Viedma; Antonio Marino, electo de Mar del Plata; Adolfo Armando Uriona FDP, de Añatuya; Carlos José Tissera, de San Francisco; Virginio Domingo Bressanelli SCJ, coadjutor de Neuquén; Hugo Manuel Salaberry SJ, de Azul; Pedro María Laxague, auxiliar de Bahía Blanca; Hugo Santiago, de Santo Tomé; César Daniel Fernández, auxiliar de Paraná; Santiago Olivera, de Cruz del Eje; Marcelo Alejandro Cuenca, de Alto Valle del Río Negro; Vicente Bokalic CM, auxiliar de Buenos Aires; Nicolás Baisi, auxiliar de La Plata; y Joaquín Gimeno Lahoz, de Comodoro Rivadavia.

Concelebraron también 150 sacerdotes y participaron 60 diáconos. Asistieron los seminaristas de San Isidro y de Río Gallegos.


De otros credos

Estuvieron presentes en la celebración representantes de otras iglesias cristianas: de la Iglesia Presbiteriana San Andrés, de la Iglesia Anglicana San Miguel y Todos los Ángeles, y de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata.

Por la comunidad judía estuvieron la señora Hanna Brenner y su esposo, profesores de la Escuela Litúrgica judía.


Autoridades civiles

Entre los asistentes estuvieron el intendente de San Isidro, doctor Gustavo Posse, con miembros de su gabinete.
El intendente de Tigre, doctor Sergio Massa, su señora esposa y miembros del gabinete municipal.
El intendente de San Fernando, señor Osvaldo Amieiro, acompañado con miembros del gobierno municipal.
El vicepresidente del Concejo Deliberante de Vicente López, doctor Guillermo Ruiz, y miembros de los Concejos Deliberantes de los partidos de San Isidro, San Fernando y Tigre.
El diputado nacional Jorge Triaca y su señora esposa.
También estuvieron miembros de la Prefectura Naval Argentina; los presidentes y miembros de los Colegios de Abogados y de Escribanos de San Isidro; y el señor Félix Testone, miembro de la Comisión de Justicia y Paz, de la Conferencia Episcopal Argentina.


Homilía de Mons. Casaretto

En el momento correspondiente, monseñor Casaretto pronunció la homilía. Lo hizo en un lenguaje llano y en forma casi coloquial, dirigiéndose al nuevo obispo al que mencionó por su nombre de pila, Miguel. “En el nombre de Jesucristo vamos a ordenar obispo a Miguel”, con quien “a lo largo de todos estos años hemos llevado adelante una profunda amistad”, dijo al inicio de su alocución.

Luego, al explicar “qué es un obispo, o qué debe ser un obispo”, señaló en primer lugar que “lo más importante para un Obispo es ser un hombre de oración, esa es la clave de la vida episcopal”.

“En segundo lugar -señaló- un obispo es el sacerdote que preside la comunión de la Iglesia, una comunión que en cada tiempo tiene distintos desafíos y, en un tiempo de tanta pluriformidad de dimensiones evangelizadoras, el obispo como hombre de comunión, por supuesto que tiene que corregir los errores que aparezcan”, pero aclaró que tiene que ser “un gran rescatista, rescatar todo lo que el Espíritu siembra”.

“En tercer lugar -añadió monseñor Casaretto-, el obispo es un animador de la misión”, y explicó que “animar la misión es animar a la gente a la esperanza, a seguir esperando de este Jesucristo en cuyo nombre obramos la salvación, el único nombre en el cielo y en la tierra en el que podemos salvarnos”.

“Con mucha alegría -concluyó- entregamos a Miguel a la diócesis de Río Gallegos en esta noche”.


Palabras de Mons. Miguel Ángel D´Anníbale

Consagrado ya obispo, monseñor D’Anníbale pronunció una alocución en la que expresó los sentimientos que llenaban su corazón en un momento tan especial de su vida sacerdotal.”Tengo el profundo deseo -expresó- de compartir lo que siente mi corazón frente a este acontecimiento de mi vida, que es un profundo y gran regalo de Dios, de su Gracia para conmigo y para con todos ustedes, para con toda la Iglesia”.

Luego se refirió al hecho de su traslado a la Patagonia, “de ser enviado a otra tierra, a otro espacio, podríamos decir a otra cultura, que si bien es el mismo país, es tan distante, es tan diversa de la que ahora vivo. Y por eso vino a mi corazón muy fuertemente la confirmación de la misión, esa misión a la cual soy enviado”, lo cual “me llena de gozo, me llena de alegría, mi vida una vez más, como hasta ahora, se llena de sentido y vale la pena vivirla así, siendo enviado por Jesús”.

Tras manifestar que sentía “con mucha fuerza el misterio de la Iglesia”, y de referirse a su vida sacerdotal durante 25 años en la diócesis de San Isidro, monseñor D’Anníbale tuvo palabras de agradecimiento, en primer lugar al papa Benedicto VI, a quien le manifestó “una vez más, mi fidelidad, mi obediencia, mi comunión”.

Después de agradecer a todos los obispos “que me acaban de recibir tan cariñosamente en el colegio episcopal”, se dirigió a monseñor Casaretto: “Quiero muy especialmente agradecerte a vos, Jorge, agradecerte por presidir esta celebración, por conferirme la plenitud del sacerdocio, como hiciste hace 25 años cuando me ordenaste de diácono y cuando me ordenaste de presbítero, gracias, Jorge, de corazón por tu amistad, por tu paternidad y especialmente por enseñarme, en estos 21 años que me regalaste estar al lado tuyo, a amar a la Iglesia y a servirla. Gracias de corazón Jorge”.

Luego extendió sus agradecimientos a varios obispos a quienes mencionó por sus nombres: monseñor Romanín, de Río Gallegos; monseñor Franzini, de Rafaela; monseñor Ojea, coadjutor de San Isidro; y monseñor Luis Fernández, auxiliar de Buenos Aires, con quien lo une la pasión por la Liturgia.

Palabras especiales dedicó al nuncio apostólico, monseñor Bernardini, “por su cercanía, gracias monseñor. Pienso que detrás de un nombramiento hay una persona y eso es lo que yo he descubierto en monseñor Bernardini, el atender lo que cada uno necesita, lo que vive, me he sentido muy así, muchas gracias y sé que su tarea es cuidar del episcopado y de tantas cosas de la Iglesia, que se sienta así, también, muy querido por nosotros”.

Tras agradecer al cardenal Bergoglio, se dirigió al antiguo obispo de Río Gallegos: “Me alegro tanto, tanto, que también esté aquí monseñor Alejandro Bucolini que es el obispo emérito de Río Gallejos, al que le pedí especialmente que viniera y es un testimonio para nosotros porque nos muestra que a pesar de la enfermedad, él sigue estando acá. Gracias, Alejandro, gracias por estar”.

Siguió un largo rato agradeciendo a sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos, religiosas, laicos, autoridades, familia y amigos.

Texto completo de las palabras de Mons. D'Annibale

Palabras de Mons. Juan Carlos Romanín

En un momento de la celebración se recibieron las imágenes de los patronos de Río Gallegos, María Auxiliadora y Don Bosco, traídos por fieles de las comunidades y se cantó el himno diocesano de Río Gallegos, lo que dio ocasión para unas palabras de monseñor Romanín.

“El pasado 10 de abril festejamos los cincuenta años de nuestra diócesis, estamos en el año jubilar, en nuestro año santo y esta canción que acabamos de escuchar es nuestro Himno Jubilar, allá en la Patagonia. El primer regalo y el más esperado que Dios nos hizo es el del obispo auxiliar. Para nosotros es un año de gracia, de bendición que justamente queremos compartir con todos ustedes y, sobre todo, darte la bienvenida Miguel Ángel a nuestra diócesis. Sos ya la presencia sacramental de Jesús en nuestras tierras de la Patagonia, ahora tu tierra, nuestra tierra.

“Creo que todos necesitamos porque te hemos esperado mucho, un hombre de oración que nos ayudes a vivir en comunión, en unidad, que seas testigo de esperanza, que seas esta presencia del Cristo vivo y resucitado que nos ha regalado esta Pascua. Queremos caminar juntos y que todos se den cuenta de que nuestra presencia es la presencia de Dios, este Dios que camina por la Patagonia donde vamos a trabajar juntos, a caminar juntos y por eso, te digo que estoy muy feliz de recibirte, de darte la bienvenida junto con ellos que me representan como tantos de la diócesis, la más extensa y la más austral del país, así que bienvenido y que tengas días intensamente felices”.  WWW.AICA.ORG

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