La misericordia es la esencia del cristianismo”
Visita pastoral de Benedicto XVI a Génova
“La misericordia es la esencia del cristianismo, porque es la esencia misma de Dios”, aseveró el Santo Padre en el santuario de Nuestra Señora de la Misericordia, en Savona, durante la visita pastoral que realizó a esta ciudad y a Génova el domingo pasado. A su llegada al santuario, Benedicto XVI depositó una rosa de oro a los pies de la imagen de la Virgen y después se dirigió a la Plaza del Pueblo, donde celebró la Misa y pronunció la homilía. El Papa comentó las lecturas de la liturgia, donde en un pasaje del Éxodo, Dios revela su nombre a Moisés: "el Señor, Dios misericordioso y piadoso, lento a la ira, rico de gracia y fidelidad". "Son palabras humanas -dijo el Santo Padre- pero nos dicen la verdad sobre Dios, eran verdaderas ayer, lo son hoy y lo serán siempre: nos hacen ver con los ojos de la mente el rostro del Invisible, nos dicen el nombre del Inefable. Este nombre es Misericordia, Gracia, Fidelidad". Después, hablando de la aparición, en 1536, de la Virgen María a un campesino de Savona, subrayó que se la venera con la advocación de "Virgen de la Misericordia" y exclamó: "Esta es toda la esencia del cristianismo, porque es la esencia misma de Dios. Dios es Uno en cuanto es todo y sólo Amor, pero al ser Amor es apertura, acogida, diálogo; y en su relación con nosotros, pecadores, es misericordia, compasión, gracia, perdón. Dios ha creado todo para la existencia y su voluntad es siempre y solamente vida". "A lo largo de la historia de la Iglesia, la Virgen María no ha hecho más que invitar a sus hijos a retornar a Dios, a confiarse a Él en la oración, a llamar con confiada insistencia a la puerta de su corazón misericordioso. Mi visita a Savona, el día de la Santísima Trinidad, es ante todo una peregrinación, mediante María, a las fuentes de la fe, de la esperanza y del amor". Benedicto XVI, recordando a su antecesor Pío VII, dijo que "a distancia de dos siglos vengo a renovar la expresión del agradecimiento de la Santa Sede y de toda la Iglesia por la fe, el amor y el valor con que los paisanos de ustedes sostuvieron al Papa en su residencia obligatoria impuesta por Napoleón Bonaparte". "Esa página oscura de la historia de Europa se transformó, por la fuerza del Espíritu Santo, en una fuente rica de gracias y enseñanzas, también en nuestros días. Nos enseña el valor para hacer frente a los retos del mundo: materialismo, relativismo, laicismo, sin ceder nunca a compromisos, dispuestos a pagar en primera persona, si hay que permanecer fieles al Señor y a su Iglesia". Aquellos hechos, así como la aparición de la Virgen en un momento trágico de la historia de Savona, "concurren para transmitir a las generaciones cristianas de nuestro tiempo un mensaje de esperanza" y nos enseñan a "tener confianza en los instrumentos de la gracia que el Señor pone a nuestra disposición en todos los momentos". Entre esos medios, el Papa enumeró en primer lugar "la oración personal, familiar y comunitaria" y en este contexto recordó que era necesario "volver a descubrir la raíz cristiana del domingo a partir de la celebración del Señor Resucitado" y "el sacramento de la Reconciliación como medio fundamental para el crecimiento espiritual". "Otros instrumentos de crecimiento son las obras de caridad -subrayó-. En el mundo moderno, que a menudo hace de la belleza y de la eficiencia física un ideal que hay que perseguir por todos los medios, estamos llamados como cristianos a encontrar el rostro de Jesús, "el más bello entre los hijos del hombre", en las personas que sufren y en los excluidos".+
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